El cerebro construye la realidad en función de lo que percibe e interpreta. Es posible descubrir el tipo de estímulos predominantes en cada persona y la intensidad de cada uno de ellos. Lo que necesitamos es aprender a focalizar en lo que es relevante para nuestras vidas, comprender el funcionamiento de los mecanismos cerebrales de percepción para optimizarlos y desarrollar aquellos en los que nos encontramos en desventaja. La construcción cerebral de la realidad conlleva también la construcción de mapas mentales. Quien no lidera este proceso corre el riesgo de quedar encorsetado en constructos obsoletos o en una forma de ver el mundo que, más que beneficiar, complica o encorseta.